lunes, 22 de abril de 2013

El primer soliloquio de este espacio.


Se le llama soliloquio a aquellos monólogos fugaces que se escurren entre los labios a seres con algo más de locura en su cabeza que los demás. Hablar solo, desde inmemorables tiempos ha sido visto como una práctica extraña. Y lo inusual de esta radica precisamente en el juego del gato y el ratón que a diario remontan la soledad y la cordura, pretendiendo alcanzarse el uno a la otra y lograr imponer su supremacía.

Este es, entre otras cosas, un espacio mucho más delimitado en el que comenzaré a compartir lo que comprende la esencia inconmensurable que me compone. Esas dosis de locura lunática, de música clásica y poesía, las vertientes de aguas cristalinas y los torrentes de endorfinas que empapan mi personalidad, o mi cosalidad más bien. ¿Temas a tratar?, todos aquellos que se desprendan de mi pensamiento.

A manera de introducción, pobremente elaborada y casi a regañadientes doy por abierto al público este soliloquio.

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