Yo
era un rico y vendía riquezas, un día fié varias y no me las pagaron; yo era un
hombre justo y vendía justicia y nunca me la robaron. También fui vendedor de
ilusiones y muchas me compraban, quise ser un vendedor de cariños y uno que
otro me pagaba; vendí pensamientos y antes de pagarlos pensaban en que nunca se
podía comprar o vender los pensamientos y no me compraron, desde hoy no los
vendo, no presto y no regalo mis pensamientos, mis virtudes mis afectos y mi
ego, no los vendo, hoy los cuido y los mantengo muy en alto. Quiero volar tan
alto así no tenga alas, pero la mente y todo esto me hace sentir muy alto,
primero pienso y luego vendo. Todo esto no tiene valor en pesos; el valor en
una satisfacción inmensa, gracias a Dios.
Autor:
Ramón Alveiro Ortiz Hurtadoç
Mi padre
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