martes, 30 de diciembre de 2014

Constricto

En la mitad de la noche tengo el corazón constreñido. Mi naturaleza es el fuego y del fuego se forma mi altivo espíritu. Como el volcán que eructa llamaradas cuando un sismo se mete con sus bases, es mi mente y mi boca el caldero de lucifer cuando la intromisión de cualquiera se aventura a menospreciar mi propia existencia.

¿Es correcto?, de repente pienso que no, pero en el momento de la agitación pienso que sí. ¿Cómo tener un corazón laxo y comprensivo cuando la garantía es que nadie tendrá uno igual para ti?. Si tu labor es ser maestro, el ejemplo debe ser tu arma. No la palabra tosca, ni la mano batida a la velocidad del rayo, con estruendoso descargar sobre la humanidad de otro... ¿Cómo lograr tal nivel espiritual?. ¿Cómo ser sin ser, sin ser hipócrita, cómo no sucumbir como el león ante los zarpazos de quien se convierte en tu enemigo temporal?.

Corazón contraído, de triste imaginación me visto. Dejar de ser no es opción. Ser mejor es el camino. No responder. Enseñar.

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